El cine en el acervo de la Nación cubana

El Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica (ICAIC) fue la primera institución cultural creada por la Revolución en marzo de 1959. Fue seguida por la creación de la Casa de las Américas y la Imprenta Nacional, no era fortuito que el Gobierno Revolucionario proyectara sus políticas hacia el campo de la cultura, de la producción artística y de ampliación de sus posibilidades hegemónicas usando los instrumentos de la técnica más avanzados de su tiempo.

Las contribuciones del ICAIC como institución de la Revolución fueron muy tempranas y marcadas por su alta complejidad estética, su alto vuelo crítico, su postura contra la banalización del arte y su decidido compromiso por las causas más justas. La posición hereje, pero profundamente comprometida, fue la actitud política que caracterizó a sus directores y artistas, técnicos y creadores en todas estas décadas.

Alfredo Guevara, Julio García Espinosa, Santiago Álvarez, Humberto Solás, Tomás Gutiérrez Alea, Juan Carlos Tabío, Ambrosio Fornet, Senel Paz, Fernando Pérez, Deisy Granados, Mirta Ibarra, entro otros muchos directores, actores, actrices, técnicos de sonido, editores, directores de fotografía y guionistas han contribuido a una de las producciones artísticas de más alto vuelo en la cultura de nación cubana, y han encontrado un lugar significativo en la cultura latinoamericana y universal.

Por ello, la Sociedad Cultural José Martí (SCJM) ha querido realizar el homenaje merecido por esta institución cultural revolucionaria dedicándole el espacio Cultura y Nación: El Misterio de Cuba correspondiente a este mes de mayo.

Con la conducción de Rafael Polanco Brahojos, director de la Revista Honda, órgano oficial de la SCJM, hablaron Benigno… director de programación nacional del ICAIC por más de 20 años y Francisco Cordero, director de Patrimonio del ICAIC, así como también se presentó el libro “El ideario pedagógico de José Martí”, compilado por Herminio Almendros.

“Por cuanto: el cine es un arte”, citando el inicio de la Ley revolucionaria que instituía la creación del ICAIC en marzo de 1959, comenzó su intervención Benigno Pérez. El reconocimiento del cine como arte y como industria establecía precisamente la posibilidad de reconciliar un dualismo que se había planteado como antagónico, es decir, lo excluyente entre lo artístico y sus capacidades de reproducción industrial que Frankfort había anunciado. Sin embargo, el ICAIC reconocía este dualismo y se proponía cabalgarlo.

Los objetivos planteados desde el inicio eran crear un cine auténticamente cubano y contribuir a la producción de un público nuevo. Benigno se refirió a las décadas de cine norteamericano y mal cine mexicano recibido por el pueblo antes de 1959. De ahí la importancia de la nacionalización de las compañías distribuidora de películas en el propio año de 1959, que permitió cambiar la programación de los cines, poner en contacto al público con cinematografías hasta el momento desconocidas para Cuba: el cine soviético, checoslovaco y húngaro fueron algunas de las cinematografías incorporadas.

El ICAIC produjo una nueva estética cinematográfica que alcanzó no solo el ámbito nacional, sino que su propuesta influyó en la creación del Nuevo Cine Latinoamericano, el cine del Tercer Mundo y marcó pauta en lo que significa el cine comprometido con las causas más justas. Toda generación de creadores de audiovisuales no puede escapar a la influencia de las propuestas estéticas y lo debates de las sucesivas generaciones formadas por el ICAIC.

La estrategia del nuevo Instituto por llegar a todo el pueblo con el cine no solo se limitó a la construcción de nuevas salas cinematográficas en todas las poblaciones, alcanzando la cifra de 500; sino que se desató un movimiento de salas de cine desmontables, el llamado cine-móvil. Benigno se refirió a la relevancia de este movimiento artístico que pretendía llegar a las comunidades rurales intrincadas para llevarles la imagen y el sonido de la creación artística. En este sentido referenció el documental de Octavio Cortázar, “Por primera vez” y contó una anécdota de cómo las películas más avanzadas y complejas de la época llegaron a las poblaciones de Cuba para ser consumidas con voracidad por los públicos.

Francisco Cordero se refirió a su trayectoria dentro del Instituto, como técnico formado en los países socialistas. “El cine es un arte y es industria”, insistió para referirse a la importancia de que el cine produzca sus condiciones y posibilidades de reproducción material, debe aspirar a la sofisticación artística, pero también a su sostenibilidad técnica y económica.

El nombramiento de la cartelística del ICAIC como conjunto documental incluido en los Archivos de Memoria del Mundo de la UNESCO constituye un éxito patrimonial y un reconocimiento de su calidad artística, su relevancia estética y su alta representación de materiales de todo el mundo. Esta colección se suma en esta categoría a los Noticiero ICAI Latinoamericano que por más de 30 años contribuyeron a una visión cinematográfica del periodismo y construyeron una forma muy refinada de reportar la realidad. La producción cultural del ICAIC en estas seis décadas y media abarca no solo la producción cinemátográfica clásica, sino que sus méritos culturales abarcan el campo de las políticas culturales también, porque quienes han estado al frente de dicha institución han constituido intelectuales de la Revolución que han lanzado poderosas reflexiones sobre la lucha ideológica, el lugar de Cuba en el mundo y los caminos políticos que se deben recorrer.

La presentación del libro “El ideario pedagógico de José Martí”, compilación de Herminio Almendros editada por peimera vez en los inicios de la Revolución y en esta ocasión reeditada por el Centro de Estudios Martianos, estuvo a cargo de la investigadora de esta institución, Maritza Collado, quien resaltó la pertinencia del texto no solo para pedagogos y educadores cubanos, sino para todo el público cubano porque en esta selección de textos no solo está recogida una muestra de los textos de Martí sobre la educación, sino una interpretación de la educación en un momento boyante de la historia revolucionaria como fue los primeros años marcados por la Campaña de Alfabetización, la creación de nuevas escuelas y otras tareas educativas en las que Almendros tuvo una destacada participación.

La ocasión fue propicia además para que se hiciera pública la decisión de la Junta Nacional de la Sociedad Cultural José Martí, a propuesta de su Ejecutivo Nacional, de otorgarle la distinción “La utilidad de la virtud”, reconocimiento más relevante que otorga la organización cultural a personas e instituciones que con su hacer contribuyen a defender los valores nacionales y revolucionarios. Dinorah González, secretaria ejecutiva de la SCJM leyó la resolución que aprobaba el reconocimiento y recogía las razones por las cuales toda la virtud recae sobre el ICAIC. De manos del Dr. Eduardo Torres Cuevas, presidente de la Sociedad Cultural José Martí y director de la Oficina del Programa Martiano recibió Alexis Triana, presidente del ICAIC. En sus palabras de agradecimiento, Triana resaltó la labor del ICAIC en estos años, sus proyectos actuales y su voluntad de ampliar con proyectos futuros en los cuales la SCJM será una aliada fundamental.

Como cierre de este espacio, Lil María Pichs Hernández, especialista de la Oficina del Programa Martiano dio por inaugurada la exposición de carteles “Moriré de cara al sol”, selección de carteles realizados por el proyecto de carteles martianos “En todas partes soy”, del Instituto Superior de Diseño (ISDI). De esta forma se inauguró la jornada por el aniversario 129 de la caída en combate de José Martí en Dos Ríos.

El encuentro estuvo amenizado por el maestro Miguel Oliver quien interpretó canciones antológicas de la Nueva Trova. “Cultura y Nación: El misterio de Cuba” es un espacio creado en 2016 bajo la inspiración del Dr. Armando Hart Dávalos para tratar temas de relevancia social, política e histórica relacionados con el proyecto nacional cubano. En esta oportunidad estuvieron presentes, además de los ya mencionados Dr. Torres Cuevas, Alexis Triana y Dinorah González, los compañeros Víctor Hernández, subdirector de la Oficina del Programa Martiano y vicepresidente de la Sociedad Cultural José Martí y Marlene Vázquez, directora del Centro de Estudios Martianos, y estuvieron invitados estudiantes del Instituto Preuniversitario Saúl Delgado, así como trabajadores de la institución y vecinos de la comunidad.